El Generoso Perfumista, quien era comúnmente conocido como Iqbal ibn Haidar y quien además era un amable y perfecto abuelo, me enseñó una vez una lección sin hacerla explícita, compartiendo algo que le hubo dicho a un ansioso aprendiz a quien alguna vez había tenido que sufrir:
Estoy seguro de que varias veces te has dicho que llevarías a cabo diligentemente aquello que tu maestro te ha sugerido que deberías hacer solamente por tu propio bien.
Considera que quizá ya lo estés haciendo… o no
Considera que quizá parte de tu trabajo sea descubrirlo… o no
Seguramente la vasta mas finita distancia que separa a lo que quieres de lo que necesitas distorsione tu visión
Seguramente este sea tu trabajo: acercar tus extremos.
Recuerda que el maestro sabe lo que el discípulo necesita: ello lo hace ser lo que es.
Mientras permanezcas en el vehículo que te lleva a tu meta, poco importa lo que hagas durante el trayecto.
Eso sí: no molestes al conductor